On Becoming a God in Central Florida es una comedia negra ambientada en los años 90, recientemente estrenada en los Estados Unidos por el canal Showtime. Kirsten Dunst interpreta a Krystal, la esposa de un vendedor de seguros común y corriente que tiene el sueño de ascender en la escala social vendiendo productos con un modelo de esquema piramidal, que no es sino una gran estafa. Cansada de los pocos resultados que obtiene su marido, Krystal, que entiende que sólo ganan dinero quienes están más arriba en la cadena, le advierte seriamente que no tome riesgos innecesarios, porque ella no tiene intenciones de ser pobre nuevamente.
Su marido no la escucha y es ella quien luego de un incidente debe ponerse al frente de la familia y recuperar el dinero invertido -más bien, perdido- por su marido. Y debe hacerlo mientras trabaja por un salario mínimo en un parque acuático y atiende a su bebé.
El líder de la empresa, cuyas actividades se parecen más a las prácticas de una secta de fanáticos, es Obie Garbeau II (Ted Levine). Su voz es escuchada en cassettes por quienes están en el negocio y su palabra es tomada como una verdad revelada. Sus palabras son utilizadas como narración en off a lo largo de los episodios.
La serie puede entenderse como una combinación del famoso sueño estadounidense, es decir, la idea de vivir en el país de las oportunidades, con el mito también proveniente de esas tierras del individuo que se hace a sí mismo, sobre la base de su esfuerzo y trabajo. Pero los acontecimientos dejan en claro que sueños y mitos no funcionan de igual manera para todos. A veces, quienes hacienden en la escala social, no lo hacen de manera totalmente honesta.
On Becoming a God in Central Florida es la historia de una mujer que debe rebuscárselas para sobrevivir y hacer cosas que normalmente no haría y con las cuales en principio no se siente cómoda, pero que de todas maneras lleva adelante sin dudarlo demasiado. La actitud de Krystal es la respuesta de quien no tiene opciones, la rutina de vida de quienes tienen que sobrevivir a cualquier costo, con las oportunidades que tienen a mano y que a veces hacen que se desdibujen algunos límites morales o personales.
Es una serie medianamente divertida, aunque a nuestro entender le falta exagerar un poco más el absurdo y el empuje inicial se va diluyendo con el correr de los episodios.
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Mi reino por una serie 