Bad Banks: crisis financieras y psicópatas

La historia de Bad Banks está centrada en la joven Jana Liekam (Paula Beer), quien inicialmente trabaja para una entidad financiera en Luxemburgo. Luego de ser despedida sin muchas explicaciones, consigue trabajo en un banco de inversiones alemán, donde junto a su equipo debe conseguir financistas para un desarrollo inmobiliario en un plazo acotado.

 

 

La persona que le consiguió el trabajo, sin embargo, está más interesada en que Jana le consiga información de la empresa y de su nuevo jefe. Jana descubre que el banco está implicado en una estratagema de manipulación de cuentas y corrupción financiera, que da lugar al tipo de crisis económica que varios países han conocido muy de cerca. De hecho, las primeras escenas muestran las consecuencias del colapso económico: protestas en las calles, represión policial y clientes sin posibilidad de retirar su dinero de los cajeros automáticos.

Esta serie alemana es la primera que se mete en el hasta ahora inexplorado territorio de la corrupción financiera. Y lo hace de una manera que no es para nada complaciente con los banqueros y financistas, a quienes muestra como grandes manipuladores y psicópatas. El guionista, Oliver Kienle, afirma que el mundo de las finanzas le demandó mucha investigación. A raíz de las entrevistas que sostuvo con sus informantes, dice haber descubierto un mundo lleno de historias y personajes tensos. También señala que el guión del primer episodio le demandó un año y medio, hasta que estuvo conforme con el resultado.

A lo largo de los seis episodios de esta primera temporada se desarrolla una trama que incluye vidas personales arruinadas, excesos varios, drogas, espionaje industrial, tráfico de información privilegiada y traiciones. La serie ha tenido mucha repercusión y una segunda temporada ya ha sido encargada, la cual estará centrada en las soluciones digitales que implementan las bancas para modernizarse.

 

 

Bad Banks no va a fondo en la explicación de estos fenómenos y la cadena de responsabilidades -ni tiene por qué hacerlo-, sino que se enfoca en los operadores que arman sus negocios vendiendo productos financieros, tratando de maximizar las ganancias a cualquier costo y sobrevivir en un mundo extremadamente despiadado y competitivo. Con respecto a lo que sucedió en la vida real con estas crisis manufacturadas por el poder financiero, no está de más recodar que Islandia es el único país que encarceló por fraude a sus banqueros. El resto de los países afectados utilizó dinero público para rescatar a los bancos, haciendo honor al viejo postulado de los críticos del capitalismo, según el cual las ganancias se privatizan y las pérdidas se socializan.

 


@reinoporserie