Caracterizar a Raised by Wolves no es tarea sencilla, tiene muchas aristas e incorpora muchos elementos, pero se queda a mitad de camino de todos ellos y ninguno le da una imagen clara y definida. No pareciera tener un guión demasiado sólido y coherente, pero no queda claro porque todo está aún en el aire al finalizar la primera temporada.
Lo que está claro es que es una serie de ciencia ficción. Está claro que apela a la corrección política con un elenco étnicamente diverso. La historia, sin embargo, no está del todo definida. Todo el tiempo se incorporan nuevos elementos que cambian la dirección de la narrativa, al punto de que hacia el final parecería transformarse en una serie de horror espacial.
De acuerdo a lo que se pudo ver hasta ahora, la historia en principio tenía que ver con una guerra entre fanáticos religiosos y ateos en la Tierra, ambos dispuestos a morir para defender sus creencias. Con androides programados para colonizar un nuevo planeta y comenzar de nuevo con un grupo de humanos sin creencias religiosas. Hasta allí parece sencillo y entendible, pero es una historia muy cambiante que varía episodio tras episodio.
Un detalle que nos llama particularmente la atención es que Travis Fimmel, el actor que interpretó a Ragnar Lothbrok en Vikings, interpreta a un personaje demasiado similar en esta serie. Tanto en sus características de personalidad como en el desarrollo de su personaje. Es más, hablan con una cadencia muy similar, por no decir idéntica. Hay situaciones que no se explican demasiado bien, lo cual no necesariamente es malo. Excepto que todo apunta a que tal vez no encuentren ningún explicación dentro de la lógica de la serie.
No nos parece demasiado mala, pero tampoco es buena. Es confusa, indefinida, sin una línea argumental del todo cohesiva. Es todo una gran incógnita, pero tenemos fuertes sospechas de que en su próxima temporada se volverá todavía más confusa, incongruente y decepcionante de lo que ya lo fue en esta primera temporada.
