Devils: la corrupción del sistema financiero

Los ecos del movimiento Occupy Wall Street ya no se escuchan, como tampoco se escuchan los ruidos de las protestas callejeras que con distintos grados de violencia asolaron todos los países donde hubo crisis económica y financiera. Sin embargo, el tema todavía no está saldado.

Para quienes sabemos poco y nada de economía, es necesario partir de una distinción fundamental. Por un lado existe el mundo de la economía real, es decir, el mundo del trabajo, de la producción de bienes y servicios. Ese en el que la mayoría de nosotros tratamos de insertarnos y desenvolvernos. Y por otro lado está el mundo de las finanzas. En teoría el sector financiero debería estar al servicio del mundo del trabajo, para facilitar las cosas. Pero lo dueños del mundo tienen intenciones aviesas y lo utilizan para especular en los mercados y enriquecerse desmedidamente. En Argentina, a esa especulación donde quienes ganan dinero no producen nada, se le llama bicicleta financiera.

Esto puede suceder internamente dentro de cada país, con especuladores locales, pero también sucede internacionalmente, con agentes de bolsa que compran y venden bonos. También sucede con acreedores internacionales que refinancian deudas impagables a los países deudores, porque su negocio no es que se salde la deuda, sino seguir cobrando intereses y servicios financieros. Así las cosas, el mundo funciona al revés y el sector financiero domina por completo al mundo del trabajo verdadero y genuino. Algo que sería imposible sin la ayuda de políticos, jueces y prensa especializada, que son cómplices y beneficiarios de ese sistema o, en el mejor de los casos y haciendo uso de mucha ingenuidad, demasiado ignorantes.

Devils es una serie británica estrenada a principios de este año que se encarga de explicar esto en parte, pero lo hace bastante mal y de manera no del todo exacta. El guión tiene muchas fallas y por momentos se torna bastante ridículo. Mencionemos por ejemplo que las escenas que recrean la crisis argentina de 2001 son pésimas. Se puede ver, por ejemplo, un guardia de seguridad de un banco portando un arma. Un detalle no menor en el desarrollo de la historia. Por otra parte, la gran mayoría de quienes supuestamente son argentinos tienen acentos de otros países. No es lo peor de la serie, pero un detalle más a tener en cuenta.

No la recomendamos, pero nos parece oportuno mencionarla justamente para señalar la corrupción del sistema financiero. Un sistema que no puede dominar el mundo del trabajo sin provocar crisis, porque en esencia se configura como un sistema parasitario, de estructura piramidal y ambiciones desmedidas. Y en las crisis, por supuesto, hay gente que sale perdiendo. Se pone entonces en juego el viejo axioma del capitalismo, o del capitalismo mal entendido: «las ganancias se capitalizan, las pérdidas se socializan».

Recordemos que en esa sucesión de crisis financieras que se sucedieron hace algunos años en todo el mundo, el único país que puso en la cárcel a los banqueros fue Islandia. El resto utilizó dinero público para rescatar a los bancos y solventar a los financistas corruptos.