Brave New World está basada en la célebre novela distópica del escritor inglés Aldous Huxley, publicada en 1932. Cuando los precursores del movimiento que luego sería conocido como la Ilustración soñaban con que el progreso científico y tecnológico nos llevaría a desarrollar una sociedad casi perfecta, desprovista de la mayoría de los problemas que aquejaban a la sociedad en ese momento, posiblemente tendrían algo parecido a Brave New World en mente, pero sin la parte distópica.
Entre otros aspectos interesantes a considerar, la historia también hace referencia a un sistema de castas sociales muy estratificado y a la técnica psicológica de condicionamiento operante. Pero sin dudas, uno de los aspectos más recordados del libro es la libertad sexual de los miembros de ese mundo feliz, donde no existen ni las familias ni las parejas estables. La adaptación televisiva se encarga además de enfatizar la ingestión de píldoras para solucionar cualquier inquietud emocional o psicológica, que es parte de la novela original, y la existencia de una red que conecta a todos los individuos en tiempo real, que hubiera sido muy difícil que se le ocurriera a Huxley antes de la existencia de Internet y el mundo virtual.
La serie es la punta de lanza en el estreno de la plataforma de streaming Peacock. No es la mejor distopía que hemos visto, pero es una serie que no decepciona. El final deja abierta la posibilidad de una segunda temporada, que aún no ha sido confirmada.
