Criminal: una serie minimalista

Criminal es el título genérico de cuatro series de Netflix que tienen un patrón común. Una sala de interrogatorio de la policía, alguien que es interrogado, oficiales observando del otro lado del vidrio y unas pocas escenas que transcurren en los pasillos. En ese pequeño universo lo que prima es la narrativa, la tensión, la intriga y los diálogos.

 

 

Cada una de las series se desarrolla en un país diferente: las del Reino Unido y Alemania son las mejores, las de Francia y España no tanto. Son apenas tres episodios en cada una de las primeras temporadas. En cada episodio se presenta un caso distinto, pero hay otras tramas secundarias que involucran a los oficiales de policía que persisten a lo largo de los tres episodios.

Cada historia presenta pequeños giros inesperados. Nada extraordinario, sólo lo suficiente para que el espectador no dé por sentado la resolución del caso y se sorprenda. Algunos de los casos guardan relación con la historia del país, o con hechos más recientes. El episodio que más nos gustó es uno de Alemania, que tiene que ver con un hecho sucedido luego de la reunificación del este y el oeste.

La estética del lugar le añade cierto carácter a las escenas. El reloj de la sala contigua, las máquinas dispensadoras y la escalera no son sólo decorado; forman parte integral de ese mundo restringido. Criminal es una serie minimalista, pero cumple su cometido. El espectador no se va a sentir defraudado.

 


@reinoporserie